Chakana Ancestral

Kambó

Rana KAMBÓ o rana MONO grande (Phyllomedusa bicolor):

Es una especie de anfibio anuro que habita en la cuenca del Amazonas: de Bolivia, de Brasil, de Colombia, de Perú y de Venezuela.

Es un animal nocturno y arbóreo. Los machos miden entre 91 y 103 mm y las hembras son algo mayores, de 111 a 119 mm.

El cuerpo de este anfibio rezuma una secreción que le sirve como defensa contra depredadores

que contiene cadenas de aminoácidos llamadas péptidos bioactivos.

Ha sido utilizada por pueblos como los Matsés y Yaminawa en Perú, y los Mayorunas en Brasil, como parte de un ritual propiciatorio antes de salir de cacería.

Una vez capturada, la rana es atada cuidadosamente en forma de X.

El animal expulsa entonces una secreción de su piel como mecanismo de defensa ante los depredadores.

El kambó se considera una entidad o un espíritu que es responsable del proceso de curación.

La rana se trata con respeto y nunca se le hace daño

porque, según las creencias amazónicas, dañarla enojaría al espíritu animal y, por lo tanto, no produciría sanación.

Después de la extracción, la rana se libera de nuevo en el bosque.

La sustancia de la rana es recogida, en una tabla de madera y posteriormente almacenada

la cual se hidrata con agua y se remueve convirtiéndola en grumos, para poder aplicarla.

Esta secreción especial recogida del cuerpo de la rana selvática, en dosis minúsculas:

Se transforma en un antídoto a tantos malestares corporales y llega como una solución mágica a innumerables problemas de salud

limpiando y desintoxicando el organismo, tratando hasta 1.500 enfermedades.

APLICACIÓN

Con un ayuno previo de 10 a 12 horas, antes de iniciar la aplicación, se debe tomar dos litros de agua ligeramente tibia

se aplica a través de unas quemadas superficiales en la primera capa de la piel que se extiende por el sistema linfático

que es el que nutre energéticamente nuestros órganos, con la punta incandescente de una rama de un árbol del amazonas también llamado Titica.

Generalmente se aplica en los brazos o el pecho en los hombres o, para las mujeres, en las piernas.

El efecto de la sustancia depende del número de puntos:

Una dosis mínima común comprende entre uno y tres puntos, pero el número puede variar dependiendo de las necesidades del usuario.

El proceso dura de 10 a 15 min, donde el cuerpo experimenta un proceso de subida y bajada de tensión y el cuerpo empieza a calentarse.

Kambó despierta todas nuestras células, lo escanea y trabaja ahí donde lo siente, puede ser más en la comunicación, en el corazón, en el útero, etc.

Existen 3 etapas que ocurren en el proceso de sanación:

1. Etapa Roja: Esta primera fase se presenta a los pocos minutos (2 a 5) después de la aplicación

y consiste en enrojecimiento de la piel y sensación de calor (por la vasodilatación),

se acompaña de aumento en la frecuencia cardíaca. Esta fase dura aproximadamente unos 5 a 10 minutos.

2. Etapa Blanca: Esta segunda fase se caracteriza por palidez generalizada, frialdad de piel, sudoración,

disminución de la frecuencia cardíaca con hipotensión arterial, debilidad, mareo.

En esta fase el cuerpo buscará expulsar lo que no necesita (toxinas, virus, emociones, etc.)

habitualmente a través del vómito, o si no en defecación blanda o líquida. 

Esta segunda etapa suele durar aproximadamente unos 10 a 20 minutos.  

3. Etapa de Recuperación: En esta tercera y última fase los síntomas descritos anteriormente comienzan gradualmente a desaparecer.

En el inicio de esta fase se suele presentar sueño y cansancio.

Aproximadamente unas 2 o 6 horas después de iniciado el proceso se suele experimentar aumento de la fuerza vital y bienestar general.

Durante el proceso contamos con la guía de profesionales que nos acompañan

en general no se tiene que hacer nada, solo se está presente, nuestro cuerpo sabe, el kambó sabe que hacer y como actuar,

y es a partir de esa liberación donde viene la claridad,

mayor presencia, que nos permite estar más focalizados en lo que queremos y nos ayuda a avanzar día a día.

BENEFICIOS

Inmediatamente impacta directamente en el sistema linfático lo que permite su rápida distribución a los otros sistemas corporales.

  • Ocasiona una purga generalmente en forma de vómito o diarrea, lo cual elimina las toxinas del cuerpo,

limpiando profundamente a nivel físico, mental, emocional y espiritual, produciendo un flujo de energía entre corazón y mente.

Despierta y fortalece el sistema inmunológico

  • libera el cuerpo de todo tipo de toxinas, desintoxica el hígado, los riñones y el sistema digestivo
  • Restaura la energía vital al cuerpo, agudiza la visión y el oído.
  • Mejora la circulación, regula la presión arterial, produce un fuerte efecto analgésico, mejora la resistencia, aumenta la fuerza física
  • Mejora la capacidad de soportar el dolor y las situaciones estresantes

Se han demostrado efectos analgésicos para quienes tienen

  • Cólicos renales
  • Dolores causados por la insuficiencia vascular periférica y dolores cancerígenos
  • posee efectos antiinflamatorios, destruye los microbios y los virus, actuando en las infecciones.
  • Restaura la energía vital al cuerpo, agudiza la visión, activa el oído percibiendo hasta los sonidos más tenues
  • Aumenta la percepción sensorial, actúa en problemas con epidermis, mejora la circulación, mejoran la resistencia
  • Aumentan la fuerza física, mejora la capacidad de soportar el dolor y las situaciones estresantes.

Lo ideal es realizar lo que se llama la vacuna de la selva, que consta de 3 sesiones realizadas en una luna o un mes

esto nos ayuda a limpiarnos más profundo y abrirnos a la vida con menor resistencia, menos miedo, menos control

que nos va encapsulando y encerrando disfrazado de libertad, al irnos sacando esto podemos estar en más contacto con nosotros mismos

Así mismo, la energía fluye en armonía.

Con este remedio, el cuerpo tiene la capacidad de curarse a sí mismo, también da excelentes resultados en los siguientes casos:

  • Asma, bronquitis, rinitis, gripe, alergias, gastritis, ulcera, diabetes; trastornos en el sistema digestivo, problemas circulatorios
  • retención de líquidos, colesterol, enfermedades del corazón, hepatitis, cirrosis, malaria (aguda y pos malaria), epilepsia
  • menstruación irregular, infertilidad, impotencia, reducción del libido, y mucho más.

El tratamiento con Kambó tiene efectos a corto y largo plazo.

A corto plazo, los efectos son un estado de presencia y claridad, buen humor, mayor resistencia al cansancio, al hambre y la sed,

la capacidad de enfocarse y concentrarse con más facilidad y una calma mental que puede durar varios días o semanas.

A largo plazo el Kambó empodera el sistema inmunológico, aumenta la energía vital y mejora el estado de la salud.

También puede ser utilizado en personas que:

aparentemente no presentan ni un síntoma y que están en búsqueda de autoconocimiento y un aumento en su bienestar general.

Espiritualmente se usa para eliminar el ‘panema’, que las tribus definen como energías oscuras, pesadas o negativas

que se manifiestan como enfermedad, mala suerte, depresión, pereza y una mente nublada.

Al eliminar el ‘panema’

una persona es libre de vivir una vida abundante llena de buena fortuna, vitalidad y mejor condición física y mental.

Base científica

Los estudios sobre las tribus indígenas que usaban kambó comenzaron en los años treinta.

Pero fue el antropólogo y periodista Peter Gorman, sobre 1980,

quien documentó su experiencia con el tratamiento del kambó en su artículo titulado “Making Magic

y envió muestras de la secreción de la phylomedusa bicolor a las universidades occidentales

interesándose en su estudio y promoviendo el registro de las primeras patentes de los péptidos bioactivos del kambo.

El primer péptido bioactivo producido por una filomedusa se descubrió en 1966, y, desde entonces,

los descubrimientos de estos biopéptidos han crecido de forma exponencial hasta el momento actual.

Las investigaciones científicas del Kambo empezaron en 1980, gracias a al farmacólogo italiano Vittorio Erspamer, de la Universidad de Roma.

Fue nominado dos veces para el premio Nobel, y se considera el primer científico en analizar el Kambó en el laboratorio,

llegando a la conclusión de que Kambó contiene un:

“fantástico cóctel químico con potenciales aplicaciones médicas, sin igual para ningún otro anfibio”.

Desde 1966, se han aislado, caracterizado y sintetizado muchos péptidos existentes en la secreción de Kambó

y como testimonio de sus propiedades medicinales

hay más de 70 patentes de Kambó registradas en el mundo farmacéutico, principalmente en los Estados Unidos.

ASI MISMO, el Kambó contiene un alto número de péptidos bioactivos, que son responsables de los efectos fisiológicos:

La filocaeruleína está presente en la mayor concentración y parece ser responsable de los principales efectos del kambô.

Tiene un fuerte efecto en el músculo liso gastrointestinal, estimulando su motilidad, el flujo de la bilis, las secreciones pancreáticas

y gástricas, y modera los efectos analgésicos en el sistema nervioso central.

La filoquinina tiene efectos hipotensivos en el sistema cardiovascular.

La filomedusina también tiene fuertes efectos hipotensivos,

estimula la motilidad intestinal (contribuyendo a la purga) y las secreciones lagrimales y salivales.

La sauvagina provoca una caída de la presión sanguínea debido a una vasodilatación del área vascular mesentérica

y provoca una taquicardia intensa. En el sistema nervioso central, parece activar el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal,

provocando un aumento de los niveles de corticosterona, catecolaminas (como la adrenalina) y glucosa en el plasma.

Los péptidos opiáceos, ala-delorfina y lis7-dermorfina

tienen una fuerte afinidad por los receptores opiáceos, que superan a los de la morfina.

Ésta es una de las razones por las que los efectos del veneno se han atribuido a esta sustancia.

Sin embargo, las concentraciones presentes en el kambô

son tan pequeñas que no parecen tener una actividad biológica significativa en los seres humanos.

Se han detectado péptidos de la familia de la dermaseptina en cantidades reducidas.

Se dice que inhiben el crecimiento de un amplio espectro de microorganismos (protozoos, hongos, bacterias y virus)

sin dañar las células diferenciadas de los mamíferos, por lo que son responsables de una potencial actividad antibiótica.

Bombesinas – estos péptidos estimulan la secreción de ácido clorhídrico al actuar sobre las células G del estómago,

independientemente del pH del medio;

también aumentan la secreción pancreática, la actividad mioeléctrica intestinal y la contractibilidad del músculo liso.

Ceruleínas – Estimulan las secreciones gástricas, biliares y pancreáticas, y determinada musculatura lisa.

Se podrían emplear en el íleo paralítico y como medio diagnóstico en la disfunción pancreática.

Triptofilinas – son neuropéptidos constituidos desde 4 a 14 aminoácidos

que nos están abriendo nuevas perspectivas de cómo funciona el cerebro humano.

Estos biopéptidos han despertado un enorme interés científico

y muchos de ellos han sido sintetizados con éxito en el laboratorio y patentados,

pero hasta el momento aun no se ha utilizado ninguna de estas molécula en la práctica clínica.

La investigación sobre los componentes del Kambó continúa evolucionando

para encontrar aplicaciones clínicas en el mundo de la medicina y la farmacología,

y en el estudio de nuevos mecanismos de acción de nuestra biología humana.

Contraindicaciones, riesgos y precauciones El ritual de kambó

está contraindicado de manera absoluta para mujeres embarazadas, madres lactantes y para personas con problemas cardiovasculares

hipotensión crónica, síndrome de Shy-Drager, personas de edad avanzada,

y/o con estado frágil de salud. Personas con ciertas condiciones psicológicas.

Excluye específicamente a las personas con marcapasos, que han tenido un paro cardíaco,

una hemorragia cerebral, trombosis o aneurisma, en proceso de recuperación de una cirugía mayor,

que reciben quimioterapia o radioterapia (o lo han recibido en las últimas cuatro semanas),

se encuentren tomando inmunosupresores luego de una operación de trasplante de órganos, enfermedad de Addison,

epilepsia, ciertos tipos de síndrome de Ehlers-Danlos y quienes no tengan la capacidad mental para decidir aplicarse el kambó por sí mismos.

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