Cuándo nos curamos a nosotros mismos, sanamos la siguiente generación que sigue… El dolor se pasa a través de la línea familiar hasta que alguien esté listo para enfrentarlo, sentirlo, sanarlo, dejarlo ir.
En muchas tribus y tradiciones, las mujeres se reúnen para orar, compartir historias, cantar y bailar. Estas reuniones sagradas crean un recipiente fuerte que disuelve la tendencia a la comparación entre las hermandades. Esto establece un espacio increíblemente seguro para que cada mujer pueda decir su verdad más completa y ser escuchada por completo. Debido a los diferentes estilos de vida de hoy, muchas de nosotras no hemos tenido la oportunidad de establecer, crecer y nutrir nuestras relaciones con otras mujeres en esta profundidad.
Nosotras, como mujeres, individualmente somos increíblemente poderosas, pero juntas somos una fuerza de amor que puede traer sanación a toda la vida.