Dice una antigua leyenda asiática que las almas gemelas son las dos mitades de un alma que se quebró y que se buscan a través del tiempo para volver a unirse para siempre.
Otra antigua y preciosa historia dice que cuando fuimos creados éramos una sola energía pura, que poco a poco y en lo más profundo de su ser, en su corazón, creo una nueva energía dentro de ella.
Necesitaba amor, tener su otra parte similar que le arropase, que le diese el amor que como alma demandamos.
Para ello tuvo que dividirse y convertirse en dos seres con distintas personalidades pero con un fondo común.
Cada uno de esos seres se fue por diferentes caminos de evolución, hasta que, llegado el momento, se volviera a encontrar con su otra mitad, con su alma gemela, para no separarse jamás. Por lo que podemos ver, la idea de almas que están predestinadas a reencontrarse una y otra vez forma parte de casi todas las tradiciones espirituales.
Estas bonitas leyendas quizás no nos acercan a lo que es necesario para una vida plena y un correcto crecimiento espiritual. El verdadero amor es hacia el Universo, hacia los demás, no siendo dependientes de un amor personal.